Inocente ceniza representa la llegada a un terreno de madurez poética, poniendo la autora su oficio al servicio de observar la vida con esperanza tras haber dedicado su anterior libro a la muerte.
Este poemario es crónica del dolor, pero hay que leerlo hasta el final para hallar los indicios del triunfo frente a la adversidad. La autora demuestra una exquisita sensibilidad para reflejar la pena sin artificios en años convulsos para su profesión, el periodismo, y para España.