La ciudad de Madrid y su interés por las plantas forma parte de su historia. Ya en el siglo XVIII, cuando abre sus paseos y vías de comunicación, promueve numerosos proyectos para que la capital y su periferia se engalane de bosques y arboledas. Además, desde el Real Jardín Botánico de Madrid se realizaron las primeras herborizaciones por naturalistas tan destacados como Pehr Löfring, discípulo de Linneo. Posteriormente, durante los siglos XIX, especialmente Vicente Cutanda, y ya durante el XX, otros científicos destacados desde distintos departamentos de botánica de las universidades madrileñas, amplían esta labor enriqueciendo el conocimiento de las plantas de la ciudad.