El autor Eduardo Fernández nos cuenta sobre su reciente libro «Madrugada sin retorno». En esta obra, Fernández presenta los hechos que tuvieron lugar en las últimas horas de Pablo González Fernández, alcalde de Boadilla del Monte de Madrid, y una de las víctimas de los fusilamientos en el Cementerio del Este entre 1939 y 1944.
Cuando me lancé a escribir mi primera novela (El vino en bota), nunca pensé en publicar. Es más, pensaba que era adentrarme en un mundo que no me correspondía y que veía muy lejano. Nunca antes había escrito nada que me indicara que tenía la capacidad de desarrollar una novela.
Lo que empezó como un hobby para plasmar en un cuaderno las historias
que mi padre me contaba antes de fallecer, se tradujeron, sin darme
cuenta, en un relato novelado. Una vez autopublicado, con el respeto que
me daba este mundo tan desconocido para mí, vinieron las
presentaciones, las ferias y las firmas, con el miedo de no caer en la
monotonía de decir y dedicar lo mismo (siempre le doy importancia).
La guerra civil es un tema que me apasiona desde niño, y sobre todo
cuando descubrí que mi padre había participado en ella en el bando de
los vencidos. Distintas lecturas y el escuchar a los que sufrieron
aquellos años, me proporcionaron un conocimiento de lo ocurrido que me
han dado para escribir tres novelas. Creo seguir con la misma humildad y
modestia de sentirme en un mundo que me fascina pero que continúo
mirando con respeto. Ir a las ferias y compartir caseta con escritores
con largo bagaje a sus espaldas, puedo decir que impone, aunque estos te
consideran uno de los suyos, por el hecho de estar sentado a su lado
dando a conocer lo escrito.
Madrugada sin retorno cuenta la vida de Pablo González, alcalde
republicano de Boadilla del Monte. Está escrita en tres voces: el
presente, el pasado y la memoria. He tratado de hacer un alegato en
favor de la Memoria Histórica, tratando lo ocurrido entre 1936-1939 en
Boadilla con respeto. La falta de datos oficiales y verdaderos del
personaje han hecho que en algunos sucesos haya tenido que recurrir a la
ficción, pero sin apartarme de lo que realmente ocurrió, que a fin de
cuentas es el hilo conductor de esta novela. Con un final sabido desde
el principio, el mayor reto que tenía era crear un desenlace digno para
esta historia y que el lector enjuiciará.
Y esperando que la lectura de esta novela no deje indiferente, solo me
queda dar las gracias a DoceCalles por darme la oportunidad de publicar
con ellos.
Ya a la venta: Madrugada sin retorno